¡Bienvenidos a bordo!
Hoy tengo un motivo añadido para escribir, ya que el próximo mes de marzo saldrá publicado mi libro de relatos, que se titula EntreTRENimientos. Podéis ver la portada en el Instagram de la Editorial Cronos. ¡Estoy impaciente por tenerlo en mano y muy ilusionada!
El caso es que esto me ha suscitado -además de la satisfacción por un proyecto acabado-, una cierta inquietud, ya que una de mis amigas me ha propuesto que haga la presentación de mi libro como colofón a una jornada sobre terapias complementarias. Porque distraerse, ¡también es saludable!
Tras los primeros momentos de entusiasmo, pensé: ¿que les digo a las personas que acudan a la presentación de mi libro? ¿Seré capaz de empatizar con sus expectativas? Y me sentí insegura. Probablemente porque no soy una escritora profesional. Cuento historias y lo hago lo mejor que sé. Y sigo aprendiendo. Volcar en el papel o en el ordenador, con mas o menos acierto mis experiencias, mis pensamientos, mis sueños y mis fantasías - esas que compartí con mis compañeros del Aula, y viceversa-, fue una necesidad imperiosa en algunos momentos. En otros, un puro entretenimiento que resultó muy enriquecedor. Desde aquí agradezco especialmente a mi familia, a mis amigos, y a mis compañeros del aula de escritores, su apoyo (y sus críticas constructivas también).
Me gusta escribir sobre la vida cotidiana y los tiempos de mi niñez y juventud, pues así conservo en la memoria las maneras de vivir de aquella época, que a veces enlazo con algunos recuerdos de las personas queridas que ya se fueron. También escribo relatos mas actuales, algunas novelas de aventuras y de otros géneros.
La memoria resulta ser un enlace con las personas que tenéis cincuenta años o más, porque probablemente conservamos recuerdos similares de lugares entrañables, objetos, profesiones y personas, que probablemente ya no existen sino es en nuestra mente, en los documentales, en las fotos y en los libros; y además, porque entre los coetáneos siempre existe una cierta complicidad, ya que en aquel entonces vivíamos y jugábamos de forma parecida en aquella franja de historia. No obstante, algunos jóvenes afortunados como mis hijos, -que han podido convivir con sus abuelos y sus yayos, durante muchos años-, han tenido la oportunidad de conocer las historias familiares y otras formas de vida del pasado, de mano de sus protagonistas. Un valioso contrapunto.
Ante la desazón que sentía , quise hacer un guión para presentar el libro y lograr el imprescindible feeling con los asistentes a la jornada. Busqué respuestas consultando un fajo de apuntes que tenía sobre la mesa y me topé con un libro sobre la comunicación, que me había dejado mi hermano y que quiero reseñar por si os interesa:
La isla de los 5 faros, de Ferrán Ramón-Cortés. editorial RBA.
Después de leerlo me sentí mejor. Ahora tengo la certeza de que abordaré la presentación de mi libro con más naturalidad. Mi sorpresa fue que, entre sus páginas encontré un capítulo que me hizo evocar un grato recuerdo: el viaje que hice a Menorca con unas amigas. Y se me ocurrió compartirlo con vosotros para amenizar esta entrada.
Tras el fuerte temporal que barrió la isla del viento, aprovechamos la calma para visitar el parque natural de s 'Albufera des Grao, donde pude disfrutar de las aguas de Cala Tortuga.
El paisaje otoñal era el esperado: una gran cantidad de algas y lisos troncos cenicientos habían sido depositados por el oleaje en la playa, que se hallaba cubierta por montañas de cintas oscuras que iban y venían, amortiguando el murmullo del agua en la orilla. Desde allí contemplé el faro de Favàritx, siempre vigilante y fiel.
Mis amigas y yo estábamos sentadas contemplando el mar. Habíamos estado charlando toda la tarde, y la paz que transmitía aquel entorno bien se merecía un poco de silencio; pero la fría brisa del crepúsculo se hacía notar y regresamos por las empinadas escalinatas de tierra y troncos que bordean el pequeño acantilado por el que se accede a la cala; y seguimos andando hasta que llegamos al coche. Entrábamos ya en él, cuando unos haces luminiscentes surcaron el cielo, delatando que el faro comenzaba su tarea cotidiana. Su luz alumbró la oscuridad reinante, confirmando sus coordenadas y advirtiendo de los peligros de la costa...[ Durante365 días al año, -como reseña Ferrán en su libro-: año tras año; noche tras noche, este faro emite casi tres mil destellos diarios, con una cadencia de 2+1 cada quince segundos].
El faro es un punto de referencia permanente para los navegantes. Emite destellos de confianza, complicidad y certeza. Y es que los libros, también nos aportan luz.
Gracias, por compartir tus escritos, seguramente, por tu personalidad , tu manera de ser, clara y sencilla ( en mi opinión, magnifica) te has convertido en el "faro" de muchas de nosotras
ResponderEliminarUn abrazo
Un placer leer tus escritos,
ResponderEliminarTu eres "faro" para muchos de nosotros!
Mucho éxito para tus libros
Un abrazo
Lo harás fenomenal! Eso ni lo dudes! Mucha fuerza y mucha energía positiva. El relato/recuerdo me ha gustado mucho. ♥♥♥♥
ResponderEliminarEs un placer saber que hay alguien detrás de la pantalla con los que compartir un mar de palabras, frases y contenidos. Muchas gracias.
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