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miércoles, 15 de febrero de 2017

El faro de Favàritx. De la comunicación y otras inquietudes




¡Bienvenidos a bordo!

Hoy tengo un motivo añadido para escribir, ya que  el  próximo mes de marzo  saldrá publicado mi  libro de relatos, que se titula EntreTRENimientos.  Podéis ver la portada en el Instagram de la Editorial Cronos.  ¡Estoy impaciente por tenerlo en mano y  muy ilusionada!

El caso es que esto me  ha suscitado -además de la satisfacción por un proyecto acabado-, una cierta inquietud, ya que una de mis amigas me ha propuesto que haga la presentación de mi libro como colofón a una jornada  sobre  terapias complementarias. Porque distraerse, ¡también  es saludable!

Tras  los primeros momentos de entusiasmo, pensé: ¿que les digo a las personas que acudan a  la presentación de mi libro? ¿Seré capaz de empatizar con sus expectativas?  Y me sentí insegura. Probablemente porque no soy una escritora profesional. Cuento historias y lo hago lo mejor que sé. Y sigo aprendiendo. Volcar  en el papel  o en el ordenador, con mas o menos acierto  mis experiencias, mis pensamientos, mis sueños y  mis fantasías - esas que compartí con mis compañeros  del Aula, y viceversa-,  fue una necesidad imperiosa en algunos momentos. En otros, un puro entretenimiento que resultó  muy enriquecedor. Desde aquí agradezco  especialmente a mi familia, a mis amigos,  y  a mis compañeros del aula de escritores, su apoyo (y sus críticas constructivas también).

Me gusta escribir sobre  la vida cotidiana  y  los tiempos de mi niñez y juventud, pues así conservo  en la memoria las maneras de vivir  de aquella época,  que  a veces enlazo con  algunos  recuerdos de las personas queridas que ya se fueron. También escribo relatos mas actuales,  algunas novelas de aventuras y de otros géneros.

La memoria resulta ser un enlace con las personas que tenéis cincuenta años o más,  porque  probablemente  conservamos recuerdos similares de  lugares entrañables, objetos, profesiones y personas, que  probablemente ya no existen sino es en nuestra mente, en  los documentales, en las fotos y en los libros;  y   además, porque entre los coetáneos siempre existe una cierta complicidad, ya que en  aquel entonces vivíamos  y jugábamos de forma  parecida en aquella franja de historia. No obstante, algunos jóvenes afortunados como mis hijos, -que han podido convivir con sus abuelos y sus yayos, durante muchos años-, han tenido la oportunidad de  conocer  las historias familiares y otras formas de vida del pasado, de mano de sus protagonistas.  Un valioso contrapunto.

Como  algunas mujeres de mi edad,  me siento como un eslabón  que une dos épocas dispares y divergentes, en la que los cambios han sucedido  a contrarreloj  creando un abismo:  una brecha entre los valores, las costumbres y sobre todo,  en el cambio del ritmo  de vida. Y de esto no hace tanto. Lo que no ha cambiado  es el maltrato y la violencia hacia las mujeres, que se ha perpetuado generación tras generación. El porqué es una buena pregunta, de la que busco respuestas en algunos de mis relatos.

Pero volvamos  al tema del inicio.
Ante la desazón que sentía , quise hacer un guión para  presentar el libro y  lograr el imprescindible feeling con los asistentes a la jornada. Busqué  respuestas consultando  un fajo de apuntes que tenía sobre la mesa y me topé con un libro  sobre la comunicación, que me había dejado mi hermano y que quiero reseñar por si os interesa:

La isla de los 5 faros, de Ferrán Ramón-Cortés. editorial RBA.

Después de leerlo me sentí mejor. Ahora tengo la certeza de que abordaré la presentación  de mi libro con más naturalidad.  Mi sorpresa fue que, entre sus páginas encontré un capítulo que me hizo evocar un grato recuerdo:  el viaje que hice  a Menorca con unas amigas. Y se me ocurrió compartirlo con vosotros para amenizar esta entrada.



Tras el fuerte temporal que barrió la isla del viento, aprovechamos  la calma para visitar el parque natural de s 'Albufera des Grao, donde  pude disfrutar de las aguas de Cala Tortuga.
El paisaje otoñal era el esperado: una gran cantidad de algas y lisos troncos cenicientos habían sido depositados por el oleaje en la playa,  que se hallaba cubierta por  montañas de cintas oscuras que iban y venían, amortiguando el murmullo del agua en la orilla. Desde allí contemplé el faro de Favàritx, siempre vigilante y fiel.
Mis amigas y yo  estábamos sentadas contemplando el mar. Habíamos estado charlando toda la tarde, y  la paz que transmitía aquel entorno bien se merecía un poco de silencio;  pero la fría brisa del crepúsculo se hacía notar y  regresamos por las empinadas escalinatas  de tierra y troncos que bordean el pequeño acantilado por el que se accede a la cala; y seguimos andando hasta  que llegamos al coche. Entrábamos ya en él, cuando  unos haces luminiscentes  surcaron el cielo, delatando que el faro comenzaba su tarea cotidiana.  Su luz  alumbró la oscuridad reinante, confirmando sus coordenadas y advirtiendo de los peligros de la costa...[ Durante365 días al año, -como reseña Ferrán en su libro-: año tras año; noche tras noche, este faro emite casi tres mil destellos diarios, con una cadencia de 2+1 cada quince segundos].

El faro es  un punto de referencia permanente para los navegantes. Emite  destellos de confianza, complicidad y certeza. Y es que los libros, también nos aportan luz.



4 comentarios:

  1. Gracias, por compartir tus escritos, seguramente, por tu personalidad , tu manera de ser, clara y sencilla ( en mi opinión, magnifica) te has convertido en el "faro" de muchas de nosotras
    Un abrazo

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  2. Un placer leer tus escritos,
    Tu eres "faro" para muchos de nosotros!
    Mucho éxito para tus libros
    Un abrazo

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  3. Lo harás fenomenal! Eso ni lo dudes! Mucha fuerza y mucha energía positiva. El relato/recuerdo me ha gustado mucho. ♥♥♥♥

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  4. Es un placer saber que hay alguien detrás de la pantalla con los que compartir un mar de palabras, frases y contenidos. Muchas gracias.

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