¡Bienvenidos de nuevo!
¡Ya han pasado algunas semanas! Esto de no ver con claridad, tiene sus consecuencias.Tras una fuerte borrasca, las desembocaduras de los ríos abocaron grandes cantidades de residuos y aguas fangosas. En medio de las aguas revueltas la embarcación ha quedado varada frente a la costa. Este es uno de los muchos intríngulis que tiene la navegación.
He aprovechado que la marea está baja para desembarcar y también para hacer una evaluación de lo sucedido; la prioridad es reflotar el navío y retomar el viaje en cuanto sea posible. Ahí han quedado los libros revueltos y diseminados bajo la cubierta, a causa del trompazo sufrido al encallar en el banco de arena. Luego rebuscaré alguno que sea adecuado a la entrada de hoy para recomendaros.
Han transcurrido algunas horas y el agua pasa de mis tobillos a las rodillas en apenas unos minutos mientras acabo de revisar que no haya daños relevantes. Es lo que tienen las mareas: cada seis horas la misma historia; una referencia horaria magnífica que nos brinda la naturaleza. De nuevo a bordo, estibo bien los enseres revueltos en el camarote. Salgo a cubierta tras un bandazo de fuerte viento. De nuevo en la proa, atisbo el horizonte, todavía cubierto de nubes. Me apetece que me de el aire, aunque sea tormentoso.¡No hay tiempo que perder. Tengo que aprovechar la marea alta para reflotarlo y poner rumbo a mar abierto!
He aprovechado que la marea está baja para desembarcar y también para hacer una evaluación de lo sucedido; la prioridad es reflotar el navío y retomar el viaje en cuanto sea posible. Ahí han quedado los libros revueltos y diseminados bajo la cubierta, a causa del trompazo sufrido al encallar en el banco de arena. Luego rebuscaré alguno que sea adecuado a la entrada de hoy para recomendaros.
Han transcurrido algunas horas y el agua pasa de mis tobillos a las rodillas en apenas unos minutos mientras acabo de revisar que no haya daños relevantes. Es lo que tienen las mareas: cada seis horas la misma historia; una referencia horaria magnífica que nos brinda la naturaleza. De nuevo a bordo, estibo bien los enseres revueltos en el camarote. Salgo a cubierta tras un bandazo de fuerte viento. De nuevo en la proa, atisbo el horizonte, todavía cubierto de nubes. Me apetece que me de el aire, aunque sea tormentoso.¡No hay tiempo que perder. Tengo que aprovechar la marea alta para reflotarlo y poner rumbo a mar abierto!
Me siento vulnerable sin mis gafas, que me hacen de lazarillo en este mundo de formas, relieves, perspectivas y colores. ¡Que importante son los ojos! Y la mirada. No lo valoramos hasta que lo perdemos…
Me llama la atención que, los que vivimos en los países más avanzados nos estamos volviendo miopes a pasos agigantados. ¡No vemos de lejos! La visión de los niños, día a día topa con paredes, muros y pupitres; con los altos edificios que velan el horizonte marítimo o montañoso; o acaso la llanura. Una buena parte de los chiquillos de las nuevas generaciones ya han de usar lentes a una corta edad. Somos conscientes de que estamos expuestos al inevitable uso de las pantallas, incluso recientemente de cristal líquido: la tv, la consola de juegos, el móvil , la tablet y el PC.
El uso continuado que hacemos de estos aparatos, frena y pone cota a nuestro alcance visual y contribuye a deteriorar en mayor o menor medida, según las peculiaridades de cada individuo, la buena visión -ya sea por alteraciones en la refracción, o incluso por afectación de la retina-, pero también nos afecta el uso de estos aparatos en un ámbito diferente: en la comunicación con los demás.
De nuevo desconectamos del mundo que nos rodea con una reciente innovación del mercado: las nuevas gafas de realidad virtual, que se adosan en la cabeza y acaparan la atención frontal, limitando el resto de campo. ¿Que repercusiones visuales, y también cerebrales tendrá en el futuro su frecuente uso? El caso es que están diseñadas para captar nuestra atención y sumergirnos en un mundo mucho mas lejano que el que nos proporcionan los móviles, secuestrando la mayor parte de nuestras percepciones, lo cual puede inducir un mayor placer en desconectarnos del mundo real, en el que permanecemos quietos.

Su utilidad terapéutica en enfermos y en pacientes que sufren grandes quemaduras es genial, es... ¡maravillosa! Muy útil. Pero si lo utilizamos sin medida como está ocurriendo con los móviles, pueden provocar consecuencias indeseables. Lo suyo sería aprender a administrarnos los tiempos de uso y disfrute, pero blindando los lapsos de tiempo destinados a comer, a dormir, a reunirnos con la familia o con los amigos "reales". El tiempo dirá...
El uso continuado que hacemos de estos aparatos, frena y pone cota a nuestro alcance visual y contribuye a deteriorar en mayor o menor medida, según las peculiaridades de cada individuo, la buena visión -ya sea por alteraciones en la refracción, o incluso por afectación de la retina-, pero también nos afecta el uso de estos aparatos en un ámbito diferente: en la comunicación con los demás.
De nuevo desconectamos del mundo que nos rodea con una reciente innovación del mercado: las nuevas gafas de realidad virtual, que se adosan en la cabeza y acaparan la atención frontal, limitando el resto de campo. ¿Que repercusiones visuales, y también cerebrales tendrá en el futuro su frecuente uso? El caso es que están diseñadas para captar nuestra atención y sumergirnos en un mundo mucho mas lejano que el que nos proporcionan los móviles, secuestrando la mayor parte de nuestras percepciones, lo cual puede inducir un mayor placer en desconectarnos del mundo real, en el que permanecemos quietos.

Su utilidad terapéutica en enfermos y en pacientes que sufren grandes quemaduras es genial, es... ¡maravillosa! Muy útil. Pero si lo utilizamos sin medida como está ocurriendo con los móviles, pueden provocar consecuencias indeseables. Lo suyo sería aprender a administrarnos los tiempos de uso y disfrute, pero blindando los lapsos de tiempo destinados a comer, a dormir, a reunirnos con la familia o con los amigos "reales". El tiempo dirá...
Esto me hace pensar sobre la corta distancia a la que sometemos diariamente el enfoque de nuestros ojos y de nuestra mirada, y me doy cuenta que es antagónica a la visión cotidiana de los antiguos navegantes que, ojo avizor, escudriñaban cualquier cosa que estuviera entre ellos y el horizonte y donde las percepciones del entorno les suministraban datos valiosos.
Realmente, -y más allá de que algunos se quemaban literalmente los ojos de tanto mirar al sol con la ballestilla o con un rudimentario sextante-, la visión de los navegantes era bastante equilibrada y aguda, pues durante todo el día ejercitaban la vista mirando a lo lejos, al horizonte, pero también a media distancia, observando el mástil, las velas y a las partes del casco que tenían a la vista — la obra muerta del barco— , en busca de cualquier cosa que no estuviera bien. Luego hacían los cálculos, o las tareas de a bordo en el interior, donde imperaba la mirada a corta distancia. Pero hoy día, las pantallas del radar, GPS y otros artilugios electrónicos ubicados en la cabina de mando de los barcos, condiciona en buena medida su mirada hacia el horizonte.
Realmente, -y más allá de que algunos se quemaban literalmente los ojos de tanto mirar al sol con la ballestilla o con un rudimentario sextante-, la visión de los navegantes era bastante equilibrada y aguda, pues durante todo el día ejercitaban la vista mirando a lo lejos, al horizonte, pero también a media distancia, observando el mástil, las velas y a las partes del casco que tenían a la vista — la obra muerta del barco— , en busca de cualquier cosa que no estuviera bien. Luego hacían los cálculos, o las tareas de a bordo en el interior, donde imperaba la mirada a corta distancia. Pero hoy día, las pantallas del radar, GPS y otros artilugios electrónicos ubicados en la cabina de mando de los barcos, condiciona en buena medida su mirada hacia el horizonte.
En un futuro próximo seguirá menguando la calidad de la visión, pues la sometemos a muchas horas de esfuerzo, luces intensas y también a otras agresiones ambientales.
Probablemente también menguará la calidad de una buena comunicación con los seres que nos rodean y con los que convivimos, como ya ocurre en demasiadas ocasiones, pues la tendencia es a ir añadiendo más y más aparatos maravillosos interactivos y virtuales para seguir desarrollando nuestras actividades habituales ya sean laborales, académicas o de ocio.
El caso es que estamos dejando de hablar de nosotros y con los nuestros, para hablar de las cosas que hacen estos aparatos, o simplemente empleamos una buena parte del tiempo para evadirnos entre sus redes. Esto me hace pensar en la repercusión que podría tener que nos aislemos más de nuestra propia realidad y compartamos menos cosas importantes con los otros. En todo caso los tiempos a dedicar, son o deberían de ser, una decisión consciente y personal. Aunque reconozco que es difícil no sucumbir a los avances virtuales.
Quiero reseñar además en esta entrada de hoy, lo importante que es la manera en que "vemos" las cosas, también en otros ámbitos, y por ello no puedo ignorar los sucesos que han acaecido recientemente. No me gusta lo que veo. Sin gafas o con ellas. Y mirar hacia otro lado no es un opción.
En estos meses pasados una fuerte marejada de emociones y sentimientos ha sacudido de nuevo nuestra día a día por atentados terroristas, bombardeos y el recrudecimiento de las guerras, esas que comenzaron hace tanto que ya ni nos acordamos. Me indigna y repudio la violencia. Me soliviantan estos hechos en sí mismos y la cobardía con que están perpetrados. Su indiscriminado alcance y también el horror y sufrimiento que provocan en las personas, que son su objetivo.
Probablemente también menguará la calidad de una buena comunicación con los seres que nos rodean y con los que convivimos, como ya ocurre en demasiadas ocasiones, pues la tendencia es a ir añadiendo más y más aparatos maravillosos interactivos y virtuales para seguir desarrollando nuestras actividades habituales ya sean laborales, académicas o de ocio.
El caso es que estamos dejando de hablar de nosotros y con los nuestros, para hablar de las cosas que hacen estos aparatos, o simplemente empleamos una buena parte del tiempo para evadirnos entre sus redes. Esto me hace pensar en la repercusión que podría tener que nos aislemos más de nuestra propia realidad y compartamos menos cosas importantes con los otros. En todo caso los tiempos a dedicar, son o deberían de ser, una decisión consciente y personal. Aunque reconozco que es difícil no sucumbir a los avances virtuales.
Quiero reseñar además en esta entrada de hoy, lo importante que es la manera en que "vemos" las cosas, también en otros ámbitos, y por ello no puedo ignorar los sucesos que han acaecido recientemente. No me gusta lo que veo. Sin gafas o con ellas. Y mirar hacia otro lado no es un opción.
En estos meses pasados una fuerte marejada de emociones y sentimientos ha sacudido de nuevo nuestra día a día por atentados terroristas, bombardeos y el recrudecimiento de las guerras, esas que comenzaron hace tanto que ya ni nos acordamos. Me indigna y repudio la violencia. Me soliviantan estos hechos en sí mismos y la cobardía con que están perpetrados. Su indiscriminado alcance y también el horror y sufrimiento que provocan en las personas, que son su objetivo.
Me indigna lo que ocurre en el resto del mundo -ese que queda fuera del cinturón de los países desarrollados-, donde miles de niños siguen día a día corriendo bajo la cobardía de los que ordenan y también de los que acatan, el lanzar las bombas desde los aviones o misiles de largo alcance, con objetivos igualmente indiscriminados, en mercados, casas y hospitales, a los que muchas veces se les llama cínicamente "daños colaterales".
Miles de personas corren despavoridas cada día bajo la crueldad y la indiferencia de los gobiernos implicados, sin luz que les guíe, sin faro que ilumine sus vidas y donde la palabra futuro ya no tiene sentido, porque su mundo y sus familias han sido borrados bélica y literalmente de la faz de la tierra, sembrando también horror y sufrimiento. Nuestra sociedad moderna hace unos años se creía a salvo de las bombas que provienen de las guerras - esas que son financiadas y promovidas a distancia y en diferido-, en muchas ocasiones por nuestros propios gobernantes y a pesar de las protestas de los ciudadanos que nos manifestamos en contra de la guerra, no hace tantos años.
El caso es, que "en la forma de ver las cosas", ya no hay tanta diferencia entre unos y otros. El ser humano ha seguido promoviendo y ejecutando actos violentos desde el mismo status de la pirámide política y social y desde el mismo prisma. Por este motivo fue que ya desde antaño, las batallas terrestres también se trasladaron al mar de mano de líderes y gobernantes, siempre secundados por los mercenarios y corsarios, esos que siempre están disponibles al mejor postor.
Aun hoy. En eso no hemos avanzado nada a lo largo de los siglos pasados, en que también se conquistó el espacio aéreo. Han cambiado los tipos de armas y la estrategia de los que promueven las guerras, y también el tipo de riqueza que quieren saquear. ¡Pero no sus intenciones ni sus objetivos!
Aun hoy. En eso no hemos avanzado nada a lo largo de los siglos pasados, en que también se conquistó el espacio aéreo. Han cambiado los tipos de armas y la estrategia de los que promueven las guerras, y también el tipo de riqueza que quieren saquear. ¡Pero no sus intenciones ni sus objetivos!
El corporativismo político internacional, tiene un peso específico y también un doble rasero, ese que lucen en sus dilatadas conferencias: bla, bla, bla, mientras dejan pasar un tiempo precioso en el que siguen muriendo personas y niños porque ellos no toman las decisiones que debieran. Luego siguen parloteando en el brunch del receso o en la clausura del acto y se dan una palmada en el hombro; seguidamente unos se ajustan la corbata y la americana; otros el agal o el turbante; y otros la gorra o los galones y sonríen juntos para la foto de la prensa mientras sus misiles y bombas, caen en la parte opuesta del planeta, matando impunemente a miles de personas y niños o dejando que mueran ahogados por si mismos al caer de la patera; o recluyéndolos en un campo -mal llamado de refugiados-, pues fácilmente quedarán ahí confinados sin fecha de caducidad.

A los refugiados y civiles de los países en conflicto, se los considera "una carga y un estorbo" que afecta y entorpece a los intereses, gubernamentales, políticos y económicos.

A los refugiados y civiles de los países en conflicto, se los considera "una carga y un estorbo" que afecta y entorpece a los intereses, gubernamentales, políticos y económicos.
¿No "vemos" lo que está pasando? Lo más grave es que el terrorismo y las guerras -sean legales, "o preventivas"-, representan un golpe de estado físico, pero también en la mente, las emociones y los sentimientos de las personas, que revierte siempre en contra del propio ser humano, que a pesar de ellas, sigue malviviendo como puede, acarreando estas consecuencias a sus vástagos, que maman lo que ocurre desde el día que nacieron. Estos hechos cotidianos y recurrentes, repercuten en las generaciones que crecen en todo el mundo. En todas. Los niños sufren estas improntas.
¿Como creemos que ve el mundo un niño que se ha criado entre el hambre, el olor a sangre cubierto de polvo y ensordecido, cobijado entre las ruinas, por el sufrimiento que provocan las bombas ?¿Como creemos que ve el mundo un niño africano que tiene acceso a una televisión comunitaria, cuando se muere de hambre y está viendo anuncios de comidas y bebidas cada tres minutos?
¿Como creemos que ven el mundo nuestros niños, que se han criado comiendo con derroche y a placer, mientras ven en la televisión los cuerpos destrozados de otros niños y los llantos y gritos de los heridos y escuchan el estallido de las bombas y de las metralletas que emite la tv como si fuera uno más de los videojuegos que tienen?
¡ Las guerras son un lucrativo negocio, pero solo ganan los que se enriquecen a costa de ellas!
¿Como creemos que ven el mundo nuestros niños, que se han criado comiendo con derroche y a placer, mientras ven en la televisión los cuerpos destrozados de otros niños y los llantos y gritos de los heridos y escuchan el estallido de las bombas y de las metralletas que emite la tv como si fuera uno más de los videojuegos que tienen?
¡ Las guerras son un lucrativo negocio, pero solo ganan los que se enriquecen a costa de ellas!
El océano se llenaría de buques como este, ya fuera con la cruz roja, con la media luna o con la estrella judía y con muchos otros iconos más, si pudiéramos rescatar sin trabas a todas las personas que sufren las consecuencias de las guerras y guerrillas, las secuelas de los bombardeos y el hacinamiento en campos de refugiados, -esos que supondrán el confinamiento de las personas recluidas en ellos para el resto de sus vidas-. Lo saben los gobernantes y lo sabemos los demás. Y estas personas necesitan comida, medicinas y amor. Conocimientos. Cultura. Estabilidad. Esperanza. Respeto. Un hogar .Y Libertad. Son las condiciones básicas para construir La Paz. En los niños está la clave. !Cuidemos de ellos!
La mirada de Ghandi, -con lentes o sin ellas-, veía siempre más allá. Diríase que sus lentes fueran reversibles. La lucidez le acompañaba aún en la oscuridad y las tinieblas. Ojalá pudiéramos ver con tanta claridad y con tanta perspectiva. Con tanto respeto y dignidad.
Me gusta recordar alguna de sus frases:
[ "Ojo por ojo... y el mundo quedará ciego"]
[ "No hay camino para La Paz. La Paz es el camino."]
[ "Lo que se obtiene con violencia, solo se puede mantener con más violencia."]
["Un error no se convierte en verdad, por el hecho de que todo el mundo crea en él."]
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Hoy esta entrada ha estado impregnada de duelo y de una indignación que no podía ignorar, porque tras el velo de las fiestas navideñas, nos distanciamos todavía más de estos problemas. Me gusta recordar un frase de oro que era popular en los tiempos en que en nuestro país se defendía la objeción de conciencia, que entonces era considerada un delito, porque, afortunadamente…, las leyes se pueden modificar:
[ Si quieres La Paz, no prepares la guerra ]
Mi recomendación literaria para hoy es El mecanoscrito del segundo origen, de Manuel de Pedrolo.
Hoy esta entrada ha estado impregnada de duelo y de una indignación que no podía ignorar, porque tras el velo de las fiestas navideñas, nos distanciamos todavía más de estos problemas. Me gusta recordar un frase de oro que era popular en los tiempos en que en nuestro país se defendía la objeción de conciencia, que entonces era considerada un delito, porque, afortunadamente…, las leyes se pueden modificar:
[ Si quieres La Paz, no prepares la guerra ]
Mi recomendación literaria para hoy es El mecanoscrito del segundo origen, de Manuel de Pedrolo.
Espero en la próxima entrada, abordar temas mas agradables. Al fin y al cabo son las fiestas Navideñas, tiempo de paz … ¡Que paradoja!
¡Hasta pronto!
¡Hasta pronto!
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