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jueves, 22 de junio de 2017

El rayo verde .

¡Bienvenidos de nuevo!

Esta entrada extra de hoy, se debe a que  hemos festejado estas horas pasadas el solsticio de verano. ¡Un día mágico puesto que  el astro rey nos regala más horas de luz!


La luz y el calor son fuente de vida, como el agua. Una riqueza de la que nos olvidamos en el día a día en los países desarrollados porque tan solo nos cuesta abrir un grifo.  En la entrada de hoy  navegaremos  a la zaga del horizonte, que siempre está en movimiento, al contrario de lo que aparenta y de lo que percibimos como estático y que  solemos describir como una  línea fija que parece que nos esté esperando allí.
¡Nada mas lejos de la realidad! 

El rayo verde es un fenómeno óptico real que  tan solo puede contemplarse en contadas ocasiones y durante unos pocos segundos y que  requerirá de nuestra perseverancia en el tiempo y en  la búsqueda de un lugar idóneo donde poder ver observarlo que propicie que podamos disfrutar de su efímera visión. Aún así, como tantas cosas simples y breves en este mundo, este fenómeno genera grandes expectativas, algunas leyendas y  ¿porque no?, un halo poético. 

Es por ello que hoy comparto en el blog uno de mis poemas:

De los hombres  y  el mar              

Surca al agua el  tajamar,                  
como el arado  a la tierra.                   
Su alma está en el mar,                      
su corazón  está en tierra.                 

La intensidad de las horas,                 
y el disfrute del momento,                   
como el vaivén de las olas,                   
desdibujan  el tormento.                       

Aúlla y cambia el viento,                    
se  arbola y ruge  la mar ,                    
en un cielo ceniciento,                       
que  presagia  zozobrar.                     

Horizontes de nostalgia,                    
su amante, la soledad,                        
que los abraza con fuerza,                   
en su guardia al despertar.                  

Sigilosa se desliza,                             
a robar el alma  de los marinos,      
porque sabe su corazón perdido ,     
y los cautiva sin piedad.                     
     
El  rayo verde  apareció,                    
como augurio de esperanza ,              
y  cada uno de ellos lo vio,                   
al divisar tierra en lontananza.                


Surca el agua el tajamar,                   
como el arado a la tierra,                 
su alma está en el mar,                    
su corazón  está  en tierra.               




Mi recomendación literaria de hoy es, valga la redundancia: El rayo verde de Julio Verne.

Esta novela está ambientada en las islas Hébridas, en la gruta de Fingal, llamada también  la Gruta de las Melodías y que se halla en la isla de Staffa, en Escocia donde  se inspiró el  famoso compositor   Menhdelssohn  en uno de sus viajes, para  componer la obertura de una de sus sinfonías, que tituló con el nombre de este archipiélago. (1830)


¡Hasta pronto!





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