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miércoles, 8 de marzo de 2017

El Mar de las Damas.


¡Bienvenidos a esta nueva entrada!


Tras las primeras  expediciones de la travesía atlántica, desde España hacia Las Américas, -entre la latitud de las Canarias  hasta las islas de Barlovento, que delimitan el Mar Caribe-,  en que comprobaron que  la navegación en aquellas latitudes era cómoda, si zarpaban  en la época en que no habían huracanes, (igual que  se hace hoy día).  Ya en aquel entonces, coloquialmente decían que hasta las mujeres podían haber  gobernado los barcos, llamándole desde entonces el Mar de las Damas. 


                         
Esta  navegación sobria, probablemente se debe a  que los vientos alisios  del hemisferio norte soplan por la popa  en esas latitudes y  llevan  cualquier cosa que flote, desde las Canarias hasta las costas de  Las Américas. La lenta cadencia  de las olas del atlántico y  la amplitud entre sus crestas cuando hay  buena mar, sume a los barcos en un balanceo  agradable  al que se suma  la  acción de los vientos alisios,  que llenan sin brusquedad pero constantemente las velas de los barcos… 

Pero más allá del mote, en los  océanos se originan  temibles tempestades y  borrascas  que lo encrespan en un amplio abanico de latitudes, donde  el buen hacer desde hace siglos mostró la solera y el temple de los marinos que navegaron por ellos.  En el devenir de los tiempos, la historia nos ha dado a conocer la biografía de numerosos y grandes hombres de mar. Pero  también hubo  mujeres aventureras,  cuya historia no ha sido divulgada hasta hace poco tiempo. Afortunadamente las mujeres y las redes siempre han compartido espacio en los muelles  y hoy día en los blogs, y gracias a ello podemos conocer sus historias, desconocidas para buena parte del público.

¡Esto merece un brindis con ron!


Pero hoy quisiera destacar, que bien  por causas fortuitas, o por decisión propia, algunas mujeres
-también en los siglos pasados-, se saltaron  los convencionalismos y abandonaron el rol prefijado para ellas. 

Normalmente sus deseos  e inquietudes se hallaban  ya entonces, coartados por las leyes prohibitivas que promulgaban los hombres y la sociedad que ellos mismos regían; pero también  por  la influencia  jerárquica de las  mujeres del entorno social y familiar -que incluso  a veces resultaba más restrictiva-, como sigue ocurriendo en nuestros días con algunas tradiciones culturales, modas y  status, con las que se sigue educando,manipulando y disuadiendo -por activa o por pasiva-, la  identidad y las formas de vida  que podría elegir lícitamente cada mujer por derecho propio.

Desde la antigüedad,  mujeres como Hypatia , Cleopatra, Juana de Arco... y otras que las siguieron tras el devenir del tiempo hasta  llegar a Marie Curie , Anne Hatckins, la primera fotógrafa, Emmeline Pankhurts, sufragista o Lucy  Burns, que  fue encarcelada y torturada también por la defensa del derecho al voto femenino,  demostraron que las mujeres a lo largo de los siglos han estado ahí, -reivindicando día a día el rumbo que querían tomar-, a pesar de las trabas y las censuras; de las prohibiciones y del maltrato y la violencia sufridos.  Y siglos después -aunque hemos avanzado-,  las mujeres aún seguimos en ello. ¡Y seguiremos...!  



Podéis averiguar algunas pinceladas de sus biografías en un interesante blog que encontré en una de mis singladuras por la red:    mujeresenlahistoria.com


Hoy -por ser el día internacional de la mujer-,  quiero centrar la atención en algunas mujeres navegantes y en las que se enrolaron en los barcos,  o los gobernaron en épocas pasadas, pero también contemporáneas, como esta joven de EEUU, de la que encontré este vídeo en youtube, para dar una pincelada.  Aunque lamentablemente -solo la entiendo a grosso modo-, puesto que pertenezco a esa franja de edad en que estudiamos de refilón el  inglés. Esa asignatura pendiente que  todavía  trasciende  varias generaciones en nuestro país y  que  nos dificulta entendernos con medio mundo...

Pero creo que merece la pena percibir lo que desprende el talante de esta mujer de veinticuatro años y también  merece la pena contemplar el precioso barco en el que ostenta su cargo.
Son cinco minutos.  La canción que canta es Spanish Ladies, una canción que entonaron los marinos irlandeses,  tras conocer a algunas mujeres españolas. Creo que existe otra versión inglesa.



Mientras tarareaba  la musiquilla... -que es muy pegadiza-,  me subí en una escalera y busqué y rebusqué en los estantes  altísimos de mi biblioteca... ¡Por fin lo encontré!  Cogí  un libro que recopila lo que pretendía ofreceros, donde se recopila la vida de algunas mujeres aventureras, escrito por David Cordingly y que se titula:

 < Mujeres en el mar: capitanas, corsarias, esposas y rameras.  Editorial Edhasa. >

David Cordingly es un erudito historiador inglés especializado en el tema naval y  en historia de la piratería, que estuvo durante varios años al frente  de las exposiciones del Museo Marítimo de Greenwich (Inglaterra) También  asesoró al equipo de producción  y dirección de  Piratas del Caribe. Podéis verlo en el menú del make in off de < La maldición de la Perla Negra >.

El caso es que  publicó   la historia de estas mujeres  -que  vistieron como hombres y que  cambiaron su nombre para enrolarse en los navíos-,  impelidas por diversos motivos, como   cita en su libro: [Algunas fueron capitanes de cofa, y otras obtuvieron  su graduación de carpintero, o como artillero...]

En aquel entonces había una expresa prohibición de que las mujeres  se hicieran a la mar, por ser mujeres y para evitar conflictos con la tripulación -esto también especialmente  reseñado en el  código de los piratas-, que por supuesto, también infringieron  algunas mujeres, entre ellas Anne Bonny y Mary Read que acompañaron a John Rackam en sus fechorías por las Bahamas (1720), un archiconocido menàge à trois pirateril.

Con el tiempo, se modificó por fin  aquella rígida reglamentación, permitiendo en algunos casos, que ciertos oficiales  pudieran gozar de la compañía de sus esposas en viajes largos. También se extendió a los barcos mercantes y los balleneros. Una  de las historias que destaca  Cordingly  en su libro y que me suscitó más interés, fue la de Mary Patten: 
[una joven de diecinueve años y embarazada-, que sustituyó a su marido, -el capitán del Neptune's Car-, que, víctima de un ataque agudo  y quedó inconsciente. Mary gobernó aquel clíper  en el que navegaban por el Cabo de Hornos, con el apoyo de uno de los oficiales, llevando  a San Francisco a la tripulación, al navío y su cargamento, gracias a que había aprendido con entusiasmo las artes de la navegación que su marido había compartido con ella ya en un viaje anterior]

Cordingly nos da a conocer en su libro, a una escritora oriunda de Nueva Zelanda,  Joan Druett, que documentó en sus obras  las hazañas  verídicas de algunas mujeres de gran coraje: algunas mujeres de capitanes que asumieron el mando, sofocaron motines y arribaron a buen puerto. También destaca las actuaciones de las mujeres de los capitanes de los buques  balleneros y  de las que se dedicaron al salvamento con sus barcas, como  fueron las mujeres de algunos fareros, en  costas especialmente peligrosas,  y que tuvieron un papel relevante]

Joan Druett, además tiene una línea de novelas  de temática  marítima que podéis consultar en su página:   www.joan.druet.gen.nz

También quiero destacar  hoy la proeza de una mujer nacida en  el este, en Polonia. Krystyna Chojnowska  fue la primera mujer en dar la vuelta al mundo (28.000 millas) en un velero de poco mas de 9 metros de eslora; esto fue en 1976. Podéis encontrar más información sobre ella y otras mujeres más, en:    /mujeres navegantes.wordpress.com/libros


Aunque la extensión de la entrada de hoy se alargue, he sucumbido a la tentación de compartir  el vídeo  siguiente:  es el Unicornio, un precioso velero-escuela para jóvenes adolescentes,  que estuvo tripulado exclusivamente por mujeres de mediana edad que decidieron crear una escuela de navegación para las mujeres en 2013.  Actualmente  en esta bonita embarcación ya no se desarrolla esta actividad, porque está en venta, -al igual que la mitad de la flota de veleros clásicos, a los que los mecenas, no suelen prestan atención pues andan distraídos con pinturas y esculturas que están mejor salvaguardadas que estas joyas náuticas, de las que tampoco se suelen ocupar los gobiernos correspondientes-, pero ahí, en esa filmación queda su testimonio. En youtube hay  dos o tres vídeos mas, del tiempo que este barco estuvo en activo, donde podéis ver a las jóvenes adolescentes en su salsa...  



La verdad, es que  he encontrado tantas mujeres emprendedoras e interesantes, que  hubiera estado escribiendo toda la noche...

                   Ojalá  que en el futuro, hombres y mujeres  podamos contemplar el icono con que cierro el escrito de hoy, -a modo de  bandera ondeando al viento-,  pues sugiere paz y cierta  complicidad, esa que sería el colofón al respeto mutuo con que deberíamos  compartir la vida,  el hogar,  el mundo y los océanos..., porque de hecho, estamos  todos en el mismo barco.  Y aunque es una utopía, es lo que me gustaría llegar a ver...   ¡Todo avante!














2 comentarios:

  1. Gracias mil gracias ,por el tiempo que dedicas a escribir, por compartirlo, por ser "Faro" siempre!!

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  2. Los faros existen porque hay alguien ahí afuera al que comunicar algo. Gracias por estar ahí.

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