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miércoles, 15 de marzo de 2017
Una de piratas...
¡Uy! ¡La pasarela!.... se me había olvidado. Ya podéis subir a bordo... ¡Bienvenidos!
Aquí estoy, contemplando el horizonte, sin saber que poner en el blog de hoy. Esto no suele ocurrirme, pero ya sea por el cansancio o por el estrés, la entrada de hoy pudiera haber tenido por título: cerrado por mente en blanco.
He cogido algunos libros para hojearlos para ver si me ofrecían alguna luz en algún tema que os pudiera contar hoy, cuando súbitamente he recordado una frase que me dijo mi profesor hace unos meses, en un taller de escritura creativa:
<cuando la narración se atasque, sacad una pistola y el resorte dramático aparecerá.>
Y ....¡voilá!, solo pensar en ella ya me he imaginado un arma de mano antigua. No podía ser de otra manera. Era ...: ¡la pistola de Jack!..(pistola, Jack, Piratas del Caribe..., pura adicción, lo reconozco).
Y por ello se me ha ocurrido ofreceros un breve fragmento de un cuento de los treinta, que he publicado en mi volumen de relatos, -completamente dispares en su temática- y que os daré a conocer en breve.
Este relato se titula ¡¡Aaatxchuú!!
.............
A Jane la habían embarcado en esta singladura muy a su pesar -ya que era alérgica al olor de la brea, que le provocaba repetidos estornudos-, y porque ni conocía, ni quería casarse con Lord Wig, que era un sesentón con malas pulgas, que nunca estaba sobrio. Por otra parte, el HMS Rapé, -donde iba embarcada- era un navío imponente que en esta ocasión había sobrepasado de largo el tonelaje de su carga por la avaricia de su capitán -pues lo había hecho cargar en exceso con el oro, la plata y las especias que habían robado a un enorme galeón español llamado Hastalastrancas-.
El exitoso abordaje que el buque inglés había llevado a cabo, se produjo justo cuando el barco español había zarpado de Puerto Plata, frente a las costas de Tortuga, en La Hispaniola. Allí recién se había aprovisionado de frutas, y carnes, y habiendo hecho ya la última aguada. Y el galeón Hastalastrancas había emprendido el tornaviaje hacia la península, cuando fue abordado.
-¡Ajá! ahora verán lo que es bueno. Nos haremos con los tesoros que han traído de tierras indígenas
-dijo impaciente el contramaestre Andanada a su hijo.
-Lo difícil será mantenerlo a salvo -señor-, con tantos ladrones en mar y en tierra...-dijo el joven.
Armando Andanada sonrió clemente ante el comentario de Pedro Polvorilla, su vástago. El capitán Dehsastre, impaciente por hacerse con el botín, dio la orden para el primer aviso de abordaje: dos balas a escasos metros del buque acechado, puesto que no quería hundirlo, sino saquearlo....
¡Bum, Bum...!
En el buque inglés, su escuálido contramaestre , llamado Shutup, ordenó a los gavieros y a los marineros que estaban en cubierta, que orientaran la jarcia de labor para dar más vela y aumentar la velocidad del navío y lograr así ganar más distancias entre ambos buques. Pero todo fue inútil. Su mirada se dirigió de nuevo hacia la popa y observó que La Atrevida navegaba ya en su estela por la aleta de babor, desventando al navío inglés. La pericia de los piratas y la veloz fragata que tripulaban, les había atrapado...
Bum, bum..., bum, bum...,
Unos certeros disparos por encima de la línea de flotación, dirigidos a la cubierta de artillería, obligaron al barco inglés a responder a la afrenta, abarloándose con su contrincante.
El silbido de los disparos efectuados desde las cofas y las batayolas cortaron el aire. Un griterío infernal reinó en la cubierta de ambos navíos. Algunos minutos mas tarde, las tablas de abordaje fueron arriadas y descansaron sobre la batayola del HMS Rapé, cuya distancia era mantenida por los aperos de abordaje. Hizo lo propio el navío contrario, para someter a la tripulación de La Atrevida en el cuerpo a cuerpo.
-Buque al pairo, señor -confirmó Andanada.
-¡¡Al abordajeee!! -gritó con voz ronca el capitán Dehsastre-, desgañitándose y señalando al buque enemigo con su alfanje, -para conferir mas coraje a sus harapientos piratas-. Tu, -dijo dirigiéndose a su contramaestre-: Cuida de que "ella" llegue sana y salva a mi camarote -dijo señalando a Jane, la rubia joven que corría por la cubierta del barco inglés, para esconderse y ponerse a salvo.
-¡A la orden, capitán!- respondió diligentemente Andanada. ¡Vosotros! -dijo a Tinto y Albariño, -dos de sus truhanes borrachines, que habitualmente se encargaban de La Cocina-. ¡Id a por ella! ¡y la quiero viva!
-A la orden, señor...
Agazapado junto a la amura, Pedro Polvorilla cebaba las armas en silencio, cuando -dirigiéndose a su padre con una mirada angustiada, -pero no por la batalla-, le estiró de la camisola y le dijo:
-Señor, no le hagan daño a ella...
Andanada miró fijamente a su hijo por unos instantes. Apretó el hombro del joven con su mano y le guiñó el ojo; y se alejó rápidamente frunciendo los labios. El contramaestre cruzó la pasarela disparando a bocajarro con sus tres pistolas y luego blandió con pericia su alfanje, hasta que culminó con éxito el abordaje.
El Corsario Sneeze y algunos oficiales sucumbieron al ataque de La Atrevida y fueron echados al mar. Algunos supervivientes fueron llevados a los calabozos, hasta que fueran abandonados en Isla Escarmiento. Otros se enrolaron con los piratas para sobrevivir. Pero de aquella rubia muchacha no encontraron ni rastro. Polvorilla señaló con tristeza hacia las olas, donde flotaban a son de mar algunas ropas femeninas, por lo que todos supusieron que -pretendiendo huir-, la muchacha se habría ahogado....
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😏¡Quien sabe....!
¡Hasta pronto!
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Me ha encantado! Todo el relato!
ResponderEliminary la chispa que tienes...estas contando algo dramático...y sin embargo no puedo evitar sonreír... El nombre de los personajes...y la guinda la musica del vídeo
Muchas gracias
Gracias a todos mis lectores, porque con vuestros comentarios sé que estáis en ese otro mundo paralelo y virtual al otro lado de la pantalla, en el que interpretáis este amasijo de palabras, imágenes y músicas que cuelgo con mas o menos acierto en la oscuridad y el silencio del espacio. Muchas gracias a todos.
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