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sábado, 30 de marzo de 2019

EL OLOR DEL VIENTO #loscuentosdeflora


¡Bienvenidos de nuevo!

Cuántas veces decimos, o pensamos: ¡Necesito un respiro!  Voy a que me dé un poco el aire…  Pásame aquella revista o el abanico, que necesito darme aire…
La brisa o el viento  nos dan aliento, energía, nuevos ánimos, alivio y relax; placer.  Necesitamos aire fresco. Respirar. Tomar consciencia de ello…  Respirar. Aprender a respirar...
¿Qué tendrán la brisa o el viento, que son capaces de  invitarnos  a desconectar  del mundo que nos rodea y que nos ayudan a sumergirnos en nuestro interior? 
Nuestro interior. Aquél recóndito lugar etéreo, indefinido… Allí donde nos encontramos con  aquel yo desmadejado; disperso y  enajenado por el ajetreo frenético de la vida, del estrés y la sinrazón...


 EL OLOR DEL VIENTO. 

Violeta contempló sosegadamente el verde prado, mientras esperaba.  Alzó el mentón y apoyó su cabeza en la pared de la rustica masía; y cerró los ojos, para  disfrutar de  la fresca brisa vespertina con la que iniciaba unos dias de merecido descanso. Y respiró hondo, disfrutando de aquel momento.
Habia salido de una guardia especialmente dificil repleta de olores intensos. Algunos nauseabundos... Viejos conocidos. Estaba haciendo un estudio sobre el impacto de los olores en el cerebro. Y tambien  un manual de diagnósticos odoríferos: el olor dulzón de los estafilocicos  en  orina; el olor  acre del sudor de la cirrosis; el olor metálico de la sangre; el denso y vomitivo olor  del pus de un abceso desbridado; el olor amargo de la bilis. Olor a mujer; olor a hombre

¡Había tantos  olores diferentes  según las personas, su edad, sexo o raza, que tenía marcados a fuego en su  memoria!  Reconocía y anticipaba probables diagnósticos solo por el olor al entrar en la habitación de los enfermos. Aun así, en su vida cotidiana no se refugiaba en perfumes intensos ni en ambientadores contundentes. No pretendia borrar su memoria odorífera, embotando su olfato. Y menos con aromas fuertes y agresivos, como ambientadores y perfumes incluso de alta gama, repletos de disruptores endocrinos y bisfenoles, ya que sabía que su intenso olor suele fijarse con productos derivados del petróleo… 

Una  generosa ducha con  jabón neutro  aderezado con algunas gotas  de limon o de naranja natural había sido suficiente para  gratificar su olfato, saturado por tan intensa jornada. Y tan  sensible en su estado... Alan le había obsequiado con un perfume natural. Sutil. Casi imperceptible.  Estaba  elaborado  a la manera tradicional, con almizcle, disoluciones alcohólicas y aromas de algunos aceites esenciales afrutados. Acaso melisa, mandarina o azahar.
Violeta había vertido un par de gotas en su blusa y en el cabello. No quería que aquel sutil perfume  borrara su olor en aquella nueva cita… 

Para ella existían tres  aromas sagrados: el propio,  el  olor  de los bebés, y el olor del viento... 




Oler, respirar…¡Tómate un respiro! 

Hoy como complemento a esta entrada, comparto con vosotros un vídeo práctico del Dr. Mario Alonso Puig. Este es un vídeo corto en el que realiza una práctica de relajación a modo de tutoríal y que dura unos minutos.  Aprender esta sencilla técnica nos puede reportar saludables beneficios.




Añado  además, un vídeo largo de 1 hora de duración en el que explica los  intríngulis en la automatización de nuestra conducta y las fuentes de estrés.  


¡Hasta la próxima entrada!


domingo, 3 de marzo de 2019

El refugio del escritor. #loscuentosdeflora

¡Bienvenidos!

Sabido es que en muchas ocasiones, los escritores necesitamos aislarnos del mundo; rodearnos de silencio y de quietud. Para un escritor amateur como yo, que va arañando el escaso tiempo del que dispone y no siempre con circunstancias  favorables, escribir, a veces resulta complicado.  Por ello, esta fotografía emula mi anhelo. Quietud, silencio, calidez, sosiego, soledad. Nada mejor que un bosque ausente de sonidos. Esto ocurre cuando nieva...




La Luz del candil delataba la actividad en la cabaña. Escuché el sonido del apasionado tecleo de una máquina de escribir. Anduve sigilosamente y cobijado por las sombras, pero el crujido de la nieve delató mis diminutas pisadas.

Con una mano limpié la nieve de los cristales, mientras sujetaba con la otra un viejo libro. Y miré hacia el interior. El chirrido de la puerta me alertó, y al girarme vi  que una sombra se abalanzaba sobre mí y cogiéndome con firmeza me llevó en volandas hasta La Luz.

—Ehhhhh—grité asustado, pero indignado Y me soltó.

Simultáneamente me giré al escuchar detrás de mi un fuerte chasquido proveniente del frondoso bosque.  La nieve acumulada en las ramas de los abetos, fue sacudida por un ser oscuro y harapiento que corría desesperadamente hacia la casa.  Dí un traspiés y viendo que ya estaba dentro de la cabaña, suspiré aliviado; ¡había conseguido cruzar el umbral luminoso!

Drástica, la puerta, se cerró de inmediato tras mis pasos.  Y el Halo de los Sucesos, selló la puerta.

La voz socarrona de Diptongo, el escritor, resonó en la estancia:
—Duende..., ¡pillastre! Te has adelantado a la bruja.
—Temí no conseguirlo.
—Ojo, que aún anda fuer merodeando…¡Menudo susto me has dado!
—Toma el libro —dije—mientras de puntillas, alcancé con cierta dificultad  sobre la mesa, aquel
    antiguo compendio de hechizos y conjuros.
—Te has ganado una taza de chocolate caliente.  ¡Estoy muy contento!
Brrrr…
—Me vendrá bien —dije frotándome las manos para desentumecerlas.Estoy cansado. Ha sido difícil.
—Cierto. Pero lo has recuperado. Pues no creía que…
—Tengo mucho frío…—dije mientras un escalofrío recorría mi espalda—.

Cogí la taza  que me ofrecía mi amigo, el gruíter y miré con cierto temor hacia la ventana, donde el rostro iracundo de la bruja Brasas, se aplastaba con ímpetu contra el cristal de la ventana.  El odio de su mirada me hacía estremecer y me quitaba el aliento. Sus  estridentes alaridos de rabia rompieron el silencio de la noche, hasta que apareció la Dama de las Nieves y conjuró al silencio. Y la dejó muda hasta que llegara la primavera. La miré de nuevo, pero mas tranquilo, puesto que ya estaba a salvo y corrí las cortinas para no ver su fea expresión;  y suspiré aliviado. Ella ya no podría entrar en la cabaña de las musas. Ya no podría  quebrar el silencio. Ya no podría quemar los valiosos libros que allí se guardaban…

Aquella noche por fin dormí tranquilo, arrullado por el mágico y recurrente sonido del tecleo...




                                                       ************************

Escribir una novela me resulta muy grato, pero difícil de congeniar con las vicisitudes que la vida me pone en el camino. Acabar y revisar mi última novela me está demandando mas tiempo y esfuerzo del que tenía previsto y por ello he ido espaciando las entradas al blog. La confirmación de los datos de la documentación consultada, la creación de algunos personajes, la verosimilitud de la trama y la revisión de las palabras adecuadas y los tiempos verbales, me han supuesto un plus, en este caso.  Suerte que la música siempre ameniza, inspira y me acompaña en esta aventura que es escribir… Tengo muchas ganas de acabar la novela y  anunciaros por fin el título y  una aproximada fecha de lanzamiento.

Dicho esto, mi debut en las redes me ha desbordado en algunos momentos, a pesar de que  intento adjudicar un tiempo fijo para ello.  Por otra parte hace unos días  que formo parte de la Asociacion de Escritores Amateur y mi libro de relatos está de gira nacional por España, lo cual me ha exigido mas dedicación y tiempo. ¡Estoy entusiasmada con esta nueva oportunidad! Si queréis visitar la página:   www.asociacionescritoresamateur.com

Y si os apetece seguir mi trayectoria en Instagram, os recuerdo mi página: @florasmithbcn Gracias.

Si os gusta escribir o estáis pensando en hacer algún taller de escritura, os  invito a que visitéis la página www.auladeescritores.com. un lugar confortable donde  podéis compartir ideas, palabras y fantasía y aprender nuevas técnicas para escribir mejor, respetando vuestro estilo.

Os dejo con un vídeo de fantasía que se acompaña de una bonita melodía.



¡Hasta la próxima entrada!